domingo, 17 de enero de 2021

Consecuencias del fin de Imperio español

 

Imperio Español
Hasta 1898 España mantenía sus tres últimas colonias: Cuba y Puerto Rico en el Caribe y el archipiélago de Filipinas en el Pacífico. Fue en este año cuando las perdió como resultado del movimiento independentista de sus habitantes, la política de Estados Unidos y el incumplimiento de lo acordado en la Paz de Zanjón.



El 10 de diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París, el cual obligó a España a conceder la independencia a Cuba y a ceder Puerto Rico, Filipinas y Guam a Estados Unidos, que se convirtió en una potencia colonial. Esto supuso para España la pérdida de sus últimas colonias, convirtiéndose así en una potencia de segundo orden. A partir de entonces, España intenta combatir este fracaso con la explotación de Marruecos mediante la Conferencia deAlgeciras.  

 Esta pérdida tuvo consecuencias y fue el punto de partida para un cambio para España en varios aspectos:

 En el ámbito económico, la pérdida de las colonias supuso el agudizamiento del déficit, ya que afectó a las exportaciones textiles catalanas y las importaciones de recursos y materias primas baratas, que concluyó en un aumento del proteccionismo. 

 En cuanto a a lo político, el fin del imperio llevó a una crisis de la Restauración, con un desprestigio del sistema político canovista, la aparición de ideas regeneracionistas y el fortalecimiento de los movimientos nacionalistas. 

Moralmente, la derrota frente a EE.UU y la pérdida de sus posesiones coloniales provocó un importante impacto psicológico en la población, dando lugar a un estado de desencanto y frustración al significar el fin del mito de Imperio español. De este sentimiento nace un movimiento artístico conocido como la generación del 98, en el que escritores reflexionaban sobre los males de España, y proponían soluciones para ellos, alejándose de la España real y buscando las causas del atraso de España respecto a Europa.

El Desastre del 98 supuso el inicio de la crisis de la Restauración, que estará marcado por tres grandes sucesos: la Semana Trágica de Barcelona (1909); la Huelga General de 1917; y el desastre de Annual (1922).  Este ambiente de inestabilidad desarrolló un movimiento intelectual y político, conocido como regeneracionismo, que debatía las causas de la decadencia de España y cómo superarla. Entre sus figuras principales destaca Joaquín Costa, quien proclamaba dejar atrás el pasado y centrase en mejorar la explotación agrícola y la educación y un cambio en el sistema político para atajar los males del país. Para ello propuso una profunda reforma de todas las estructuras del país: las políticas, acabando con el caciquismo y la oligarquía; las económicas, desarrollando una política hidrográfica y modernizando la agricultura; y las sociales, utilizando la educación para combatir el atraso cultural.



Como conclusión, la pérdida de las últimas colonias supone para España un intenso debate sobre las responsabilidades de la guerra, y un revisionismo político que significó una crisis política y moral. Esta derrota sirvió para dar comienzo a un nuevo periodo en el que se planteó la necesidad de afrontar una reforma política, social y económica del Estado. Este periodo de crisis supuso el inicio de la inestabilidad de la Restauración, desembocando unos años más tarde en la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).


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