Imperio Español |
El 10 de diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París, el
cual obligó a España a conceder la independencia a Cuba y a ceder Puerto Rico,
Filipinas y Guam a Estados Unidos, que se convirtió en una potencia colonial.
Esto supuso para España la pérdida de sus últimas colonias, convirtiéndose así
en una potencia de segundo orden. A partir de entonces, España intenta combatir
este fracaso con la explotación de Marruecos mediante la Conferencia deAlgeciras.
Moralmente, la derrota frente a EE.UU y la pérdida de sus posesiones coloniales provocó un importante impacto psicológico en la población, dando lugar a un estado de desencanto y frustración al significar el fin del mito de Imperio español. De este sentimiento nace un movimiento artístico conocido como la generación del 98, en el que escritores reflexionaban sobre los males de España, y proponían soluciones para ellos, alejándose de la España real y buscando las causas del atraso de España respecto a Europa.
El Desastre del 98 supuso el inicio de la crisis de la
Restauración, que estará marcado por tres grandes sucesos: la Semana Trágica de
Barcelona (1909); la Huelga General de 1917; y el desastre de Annual
(1922). Este ambiente de inestabilidad
desarrolló un movimiento intelectual y político, conocido como
regeneracionismo, que debatía las causas de la decadencia de España y cómo
superarla. Entre sus figuras principales destaca Joaquín Costa, quien
proclamaba dejar atrás el pasado y centrase en mejorar la explotación agrícola
y la educación y un cambio en el sistema político para atajar los males del
país. Para ello propuso una profunda reforma de todas las estructuras del país:
las políticas, acabando con el caciquismo y la oligarquía; las económicas, desarrollando
una política hidrográfica y modernizando la agricultura; y las sociales,
utilizando la educación para combatir el atraso cultural.
Como conclusión, la pérdida de las últimas colonias supone
para España un intenso debate sobre las responsabilidades de la guerra, y un
revisionismo político que significó una crisis política y moral. Esta derrota
sirvió para dar comienzo a un nuevo periodo en el que se planteó la necesidad
de afrontar una reforma política, social y económica del Estado. Este periodo
de crisis supuso el inicio de la inestabilidad de la Restauración, desembocando
unos años más tarde en la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).
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